Como casi todo lo existente en este
mundo, el “Ser Humano” ha utilizado a la especie animal como objeto de abuso y explotación,
no reconociendo en la mayoríade los casos, por no decir que en la totalidad, su esencia como seres espirituales, y se dice espiritual, ya que estos al
igual que las personas manifiestan comportamientos y actitudes que aluden a
intenciones de búsqueda y necesidad de “algo” que va más allá de la satisfacción
de sus necesidades básicas primarias, y que, si afinamos nuestro sentido común, podríamos
descubrir que tales necesidades se encuentran en el campo de la trascendencia, entendiéndose
esta como la necesidad de felicidad y como
la tendencia a salir de sí mismo (intereses egoístas) para aportar al otro y al mundo.
Esmás que evidente que los animales
poseen una conexión sutil, armónica y
genuina con la naturaleza que da cuenta de su esencia espiritual que
conserva y preserva en su actuar la mística sagrada que los “evolucionados”
dejamos y quisimos perder, y que a la vez desde su elemental esencia les
permite servir al propósito universal de la naturaleza misma e incluso y en
específico a la especie humana.
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