LA FE Y SU EFECTO SANADOR EN ANIMALES



"El alma es la misma en todas las criaturas vivientes, aunque el cuerpo de cada una es diferente." (Hipócrates)

Muchos son los temas que generan controversia en la actualidad, sobre todo aquellos que están motivados en la necesidad de resignificar paradigmas y comportamientos que estén relacionados directamente en nuestro modo de convivir con el planeta y con el modo de asumir y evidenciar la espiritualidad humana; pero que decir de la comprobación de una espiritualidad animal y la fáctica presencia de un sistema de fe en animales que guie su actuary que esté por encima de lo instintivo. Un tema que desea combinar armónicamente la necesidad de un planeta a salvo y una expresión elemental de espiritualidad Universal.


Lo conocido sobre el actuar animal reposa básicamente en los estudios etológicos sobre el comportamiento animal, sus procesos de aprendizaje y capacidad adaptativa; sin embargo, corta es la mirada científica cuando se intenta concebir a los animales como seres dotados de una conciencia individual, diferente a la instintiva, seres portadores de espiritualidad y fe, aunque la expresión de esta se encuentre limitada por sus condicionamientos operantes, limitaciones corpóreas, cognitivas y lingüísticas.

LA FE Y SU EFECTO SANADOR EN ANIMALES


Como casi todo lo existente en este mundo, el “Ser Humano” ha utilizado a la especie animal como objeto de abuso y explotación, no reconociendo en la mayoríade los casos, por no decir que en la totalidad, su esencia como seres espirituales, y se dice espiritual, ya que estos al igual que las personas manifiestan comportamientos y actitudes que aluden a intenciones de búsqueda y necesidad de “algo” que va más allá de la satisfacción de sus necesidades básicas primarias, y que, si afinamos nuestro sentido común, podríamos descubrir que tales necesidades se encuentran en el campo de la trascendencia, entendiéndose esta como la necesidad de felicidad  y como la tendencia a salir de sí mismo (intereses egoístas) para aportar al otro  y al mundo.



Esmás que evidente que los animales poseen una conexión sutil, armónica y  genuina con la naturaleza que da cuenta de su esencia espiritual que conserva y preserva en su actuar la mística sagrada que los “evolucionados” dejamos y quisimos perder, y que a la vez desde su elemental esencia les permite servir al propósito universal de la naturaleza misma e incluso y en específico a la especie humana. 



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El servicio directo que los animales prestan a la especie humana se puede evidenciar, por ejemplo, en las mascotas y los niños; los perros policías; en la misma manutención de la homeostasis del ecosistema; y en casos específicos como en la del caso reportado en los medios de comunicación de detección tempranade desastres naturales como sucedió en diciembre de 2004 en el tsunami de Tailandia cuando los elefantes evitaron que  turistas perdieran la vida: “Me sorprendió porque los elefantes nunca habían llorado antes,” dijo el domingo su cuidador Dang Salangam en la playa de KaoLak, “los animales usaron sus trompas para subir a los extranjeros del suelo a sus lomos, treparon por la selva hacia la colina y luego se detuvieron”.


De igual manera, comportamientos de altruismo y trascendencia se observan en casos de perros rescatistas, no entrenados, que exponen su vida para salvar a otros animales, a sus amos, e incluso personas desconocidas,,, motivados únicamente por un llamado interno de conservación de la vida, que pone de manifiesto  su ontica  espiritual. “Un perro entra a una casa en llamas para despertar a un niño que dormía dentro y así poder salvarle la vida. El niño salió sano y salvo y el perro sufrió algunas quemaduras pero se recuperó muy pronto gracias a la ayuda de los especialistas”.


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Ahora, adentrándonos un poco más en el campo de la espiritualidad de los animales podemos abrirnos a la posibilidad de una existencia de fe motivadora en el actuar de los mismos. Si consideramos que la fe es lo opuesto al temor, podemos entonces en esa misma lógica, mencionar distintos comportamientos animales que impresionan  una manifestación latente de un desarrollo de fe en los mismos, podemos hacer referencia al comportamiento animal según el ambiente o el medio que los rodea y notar claras diferencias comportamentales que se encuentran en el plano de la fe y en plano del temor.


En países occidentales, en circos,zoológicos, haciendas ganaderas, galpones, perreras y  demás,  encontramos animales con respuestas agresivas, evitativas frente a acercamientos de personas; también podemos observar expresiones de dolor tristeza e incluso expertos en el tema han dado reporte de animales con depresión:


Existen numerosas líneas de investigación que apuntan a entender las causas que llevan a la depresión animal y los resultados existentes priorizan  al amo como principal responsable, al relegar a la mascota a un segundo plano y no prestarle la atención necesaria.  Hace tiempo atrás en Santiago un perro atacó a un lactante con tristes resultados,  los dueños al explicar el incidente declararon que la presencia de la guagua provocó cambios en la conducta de su mascota,  su instinto lo llevó a manifestar de esa manera la marginación afectiva de parte de su amo”.

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Caso contrario sucede con animales que cuentan con cuidadores afectuosos o un medio que preserva su integridad; en países orientales como india se puede evidenciar un comportamiento animal de ecuanimidad y confianza frente a la interrelación con las  personas del común; ejemplo de ello son las vacas y las ardillas; otra evidencia de actitudes de confianza en animales se encuentran en las mascotas bien protegidas y alimentadas.


No obstante es necesario aclarar que la motivación de estos comportamientos a los cuales hacemos referencia hace alusión a una necesidad interna de búsqueda de la felicidad y trascendencia que va más allá de netos aprendizajes e instintos.En 1960, Harry Harlow realizo un experimento con monos Rhesus que consistió en tomar a estos y darles a elegir entre dos madres artificiales; una de ellas simplemente estaba cubierta de felpa y la otra tenía barrotes de hierro pero tenía un biberón con leche. Los pequeños monos preferían agarrarse a la madre de felpa buscando su contacto y protección que acercarse a la madre de hierro para tomar leche. Cuando la sensación de hambre era ya insoportable, iban corriendo a la madre de hierro, tomaban la leche suficiente y volvían corriendo a agarrarse a la madre de felpa. De igual manera cuando se trataba de asustar a los monos, estos salían corriendo a buscar refugio en la madre de felpa. Con ese experimento y otros más que se realizaron posteriormente en monos, quedó claro que en ellos era principalmente importante el contacto materno para su desarrollo, y que su principal comportamiento estaba dirigido a buscar y solicitar esa atención materna tan necesaria para ellos.


Se puede inducir con base en lo anterior que al igual que en los seres humanos, en los animales, la Fe es un proceso que debe  aceptarse de hecho, no por su evidencia empírica, sino más bien por su evidencia fenoménica en los actos propios de estos seres con afectividad que hacen despliegue de los más nobles comportamientos de servicio y apego. La afectividad animal trasciende incluso la identificación con la misma especie y realiza procesos de duelo similares a los humanos. Pero tal afirmación no debe quedarse en el concepto único de aprendizaje o modelamiento ya que  justamente son los aprendizajes propios de los grupos de especie animal los que muchas veces limitan la expresión de tal espiritualidad en los animales; es decir, el deber hacer propio del grupo familiar de cada animal potencialmente impide interrelaciones distintas con el medio que los rodea. En este sentido, de no ser así no se podría ver o escuchar casos de animales de diferentes especies que logran construir relaciones de “amistad o compañerismo” con animales de otras especies como ha sucedido.


LA FE Y SU EFECTO SANADOR EN ANIMALES


Pueden citarse muchos ejemplos en que los animales realizan despliegue de conductas, comportamientos y expresiones que delatan y evidencian procesos de Fe que van más allá de instintos, aprendizajes o condicionamientos aprendidos,  sin embargo, al igual que como sucede en los humanos, se debe tener una disposición hacia una lectura diferente del mundo y de los seres con los cuales lo compartimos, en este caso los animales, para poder armonizar y recuperar nuestra visión espiritual genuina. De esta manera y retomando nuestra proposición inicial podemos decir entonces que la apertura a una visión distinta de los animales y el concebirlos como creaturas espirituales de fe  facilita y permite una sensibilización y conexión armónica con el planeta, situación que necesariamente potencializara nuestro desarrollo espiritual y nos acercara hacia la meta del amor universal, visión tan necesitada hoy en día. 




Viviana Briñez.
Psicóloga y Especialista en logoterapia y Análisis Existencial.
Universidad Flores de Argentina.